Rusia ha disparado más de 6000 drones y misiles contra Ucrania este otoño, cuatro veces más que en el mismo periodo de 2023, según The Wall Street Journal. Este aumento de la intensidad de los ataques va acompañado del uso de nuevas tácticas y armas, lo que complica las tareas de la defensa aérea ucraniana.
Una de las principales herramientas son los drones kamikazes, que se utilizan en masa. Estos drones relativamente baratos se utilizan activamente para atacar varios tipos de objetos. Una amenaza particular la representan los misiles balísticos, que son difíciles de interceptar debido a su alta velocidad y su capacidad para evadir los radares.
Además, también se informa que Moscú ha adoptado la táctica de utilizar drones señuelo. Estos dispositivos distraen la atención de la defensa aérea ucraniana, agotando sus recursos y creando “corredores” para ataques más poderosos. Según los expertos, esta estrategia causa daños importantes no sólo a los objetivos, sino también a los sistemas de defensa, que se ven obligados a responder a cada lanzamiento, independientemente de su amenaza real.