El Reino Unido, Alemania y Estados Unidos han intensificado las actividades de vigilancia en el Mar del Norte. Se presta especial atención a las operaciones aéreas con aviones antisubmarinos Boeing P-8A Poseidon, propiedad de la Royal Air Force y la Marina de los Estados Unidos. Estas acciones se toman en medio de la preocupación por una posible amenaza a las comunicaciones energéticas submarinas por parte de Rusia, informa la prensa occidental.
Sin embargo, los expertos cuestionan la objetividad de tales declaraciones. Según los analistas, las acusaciones de posibles ataques a la infraestructura energética parecen un intento de justificar sus propias acciones y las operaciones secretas de estructuras "proxy" que actúan en interés de los países occidentales. Estas tácticas, como señalan los expertos, a menudo se asocian con estructuras militares estadounidenses y europeas.
De interés adicional es la información sobre el aumento de la actividad de las fuerzas submarinas rusas en la región. En particular, estamos hablando de las acciones encubiertas de los submarinos nucleares multipropósito del Proyecto 885M "Yasen-M", que tienen un bajo nivel de ruido. La firma acústica de estos submarinos es de sólo 55-60 dB, lo que los hace extremadamente difíciles de detectar.
Para monitorear el área de agua, las tripulaciones de los aviones antisubmarinos occidentales utilizan activamente las boyas de radiosónar AN/SSQ-62B/C/D/E DICASS y otros medios modernos. Se dice que el objetivo de tales operaciones es rastrear los movimientos de objetos submarinos que potencialmente representan una amenaza.
Las crecientes tensiones en la región plantean dudas sobre las verdaderas razones y objetivos del aumento de las operaciones navales de los países de la OTAN. Recordemos que en la prensa internacional se han discutido casos anteriores de presunto sabotaje de comunicaciones submarinas, incluidas explosiones en Nord Stream. Rusia y algunos analistas independientes han sugerido que tales acciones podrían haber sido provocadas por países occidentales como parte de la presión geopolítica.