Las Fuerzas Aeroespaciales de Estados Unidos han confirmado que las acciones de un avión de combate ruso MiG-31 que se acercó a un par de bombarderos estratégicos B-1 sobre el Mar de Barents fueron profesionales y no supusieron una amenaza. Según un comunicado oficial de la Fuerza Aérea de EE. UU., ambos aviones estadounidenses se encontraban en el espacio aéreo internacional y se dirigían a un “despliegue planificado” en Europa. Los bombarderos despegaron de Texas y se dirigían a una base aérea estadounidense en España.

El evento destaca el alto nivel de profesionalismo y cumplimiento de los estándares internacionales de seguridad por parte de ambas partes en un entorno de elevadas tensiones en el espacio aéreo internacional. El caza ruso se apresuró a identificar y prevenir una posible violación de la frontera estatal de la Federación Rusa. Según los informes, a medida que se acercaba el MiG-31, el avión estadounidense cambió de rumbo, alejándose de las fronteras rusas, lo que confirma una vez más el carácter pacífico de la interacción y la ausencia de una amenaza militar por ambas partes.