Ankara ha entrado en las peligrosas aguas de los riesgos político-militares al firmar un contrato para la compra de los sistemas de defensa aérea rusos S-400. Estados Unidos de América respondió excluyendo a Turquía del programa F-35, ofreciendo la compra de cazas F-16 como alternativa.

En 2021, el ministro de Industria de Defensa de Turquía, Ismail Demir, atrajo la atención de la comunidad mundial con su declaración sobre la posibilidad de adquirir cazas Su-35 y Su-57 de Rusia si Washington detiene las entregas de F-16 después de congelar las ventas de F-35.

Sin embargo, ahora Washington ha decidido intervenir con dureza. La compra de los sistemas de defensa aérea S-400 por parte de Turquía no quedó sin consecuencias. La administración de EE. UU. notificó oficialmente a Ankara que los aviones de combate F-35 ahora se están eliminando del programa de producción de Turquía, ya que el país violó los acuerdos al comprar sistemas de defensa aérea rusos.

Debido a las acciones de Ankara, las autoridades estadounidenses dieron un paso decisivo, ahora Turquía está obligada a comprar 100 aviones de combate F-35 a los EE. UU. Y esto siempre que Estados Unidos haya realizado cambios en el programa de producción y haya excluido a Turquía del programa F-35.

Es posible que la exclusión del programa F-35 sea un duro golpe para las ambiciones de aviación militar de Turquía. A pesar de que la compra de cazas F-16 se ofrece como compensación, estos todavía no son cazas de quinta generación como el F-35.

La decisión de Estados Unidos ha endurecido las relaciones entre los dos países, y Turquía parece estar en un momento crítico entre el mantenimiento de las relaciones con Washington y el fortalecimiento de sus capacidades militares a través de la cooperación con Moscú.